miércoles, 4 de agosto de 2010

Una voz libertaria desde Cuba

[El Libertario ha sostenido un intercambio solidario y extenso con una
persona que participa desde el Taller Libertario Alfredo López en el
esfuerzo por reconstruir en su suelo al movimiento libertario cubano,
contra el cual el autoritarismo castrista se ensañó desde hace cinco
décadas con calumnias, terror represivo y exilio, pero que ahora vuelve
con aliento indoblegable a retomar la senda de lucha e ideales de
personajes como Enrique Roig San Martín, Alfredo López, Rafael Serra,
Marcelo Salinas, y de colectivos como el periódico El Productor, la
mayoría de los fundadores de la Confederación Nacional Obrera de Cuba, la
Federación de Grupos Anarquistas de Cuba, la Asociación Libertaria de
Cuba, el periódico Solidaridad Gastronómica, la revista Guángara
Libertaria y el Movimiento Libertario Cubano, entre tantos otros
exponentes en la rica trayectoria histórica anarquista de la isla. Motivos
obvios explican que no identifiquemos a quien dialogó con nosotr@s ni las
circunstancias en que ocurrió esta conversación. No reproducimos tampoco
en todo su detalle nuestras explicaciones y comentarios referidos a
Venezuela, donde expresamos un enfoque que es accesible para quien
consulte nuestras publicaciones y nuestra presencia en Internet.]

º Hablemos de la percepción que Ustedes como cubanos han tenido respecto a
las relaciones entre Cuba y Venezuela después del ascenso de Chávez a la
presidencia.

- Chávez en un inicio generó unas expectativas muy grandes, con lo de las
cooperativas, el poder popular, con la promesa de reivindicar el sentido
latinoamericano, todo eso caló muchísimo en Cuba (y yo me sumo entre
quienes vieron eso con simpatía). Sin embargo, en las discusiones entre
compañeros, algunos desde entonces comenzaron a detectar oportunismo y
demagogia en el discurso chavista, y esa posición fue con el tiempo
confirmándose en los hechos que veíamos y con lo que comenzamos a saber de
Venezuela. Además vale mencionar nuestra experiencia con el “chavismo
cubano”, ese chavismo que promocionan los medios oficiales cubanos, mucho
mas edulcorado y fabulado que el existente en Venezuela, con todo el
relato sentimental de las visitas del “hijo” Chávez al “padre” Fidel, de
las proclamas de unidad latinoamericana, de convertir el petróleo
venezolano en instrumento de solidaridad y hermandad, bla, bla, bla… Eso
tuvo impacto y generó simpatías colectivas en Cuba, además que sintonizaba
con el discurso oficial cubano de los últimos 50 años, pero con el tiempo
ese clima favorable se ha ido enfriando… (leer más)

º Pero, ¿hay cosas palpables de mejoras en la situación colectiva de los
cubanos a raíz de esta relación?

- En esto vale mencionar los textos de un sociólogo cubano, Aroldo Dilla,
quien analiza como Venezuela ha venido a ser el sustituto de la potencia
protectora que fue la Unión Soviética, y que ese soporte ha venido a
constituirse en factor muy activo de afianzamiento del modelo de
capitalismo estatal, por lo que para los cubanos el debate sobre Chávez es
algo de gran presencia, porque hoy es un elemento esencial para que se
mantenga el fidelismo en Cuba. Por eso, es tan importante para los cubanos
de la isla toda la información que se pueda recibir tanto del contacto
directo con la realidad venezolana como del vínculo con gente que nos
permita conocer información confiable, no sesgada por la propaganda ni por
intereses de poder.

º Residí en La Habana por unos meses en la década de los 90, poco después
del “Período Especial”, y el transcurrir cotidiano se hacía difícil por
situaciones como la de los continuos apagones eléctricos y las
deficiencias de transporte. He vuelto en 2010 y se ven cambios. ¿Han
ocurrido mejoras al respecto que puedan deberse a ese vínculo con
Venezuela?

- Con el aporte del combustible que llega de Venezuela no es que las cosas
hayan mejorado en esos renglones que mencionas, sino que se ha retornado
al nivel que el capitalismo de Estado cubano disfrazado de socialismo
tenía en los 80, que no era nada envidiable ni deseable. De hecho, para
hablar de los temas que pones de ejemplo, aunque desaparecieron los
“camellos” (vehículos de carga habilitados para transporte masivo de
personas), los apagones siguen presentes. También está la explotación del
níquel en el Oriente del país, que se ha convertido en un renglón
fundamental para proveer recursos, lo que permite volver a un patrón de
economía similar al de la década de los 80 pero con un nivel de consumo
mucho más bajo.

Hay sin embargo un cambio respecto a aquella época que debo destacar, como
es el hecho de haberse generado toda una dinámica productiva relacionada
con las cooperativas agrícolas que no existía con tal fuerza entonces. Eso
se nota con el auge de la agricultura urbana cooperativa, en especial con
la agricultura urbana orgánica, donde hubo un impulso que vino desde
abajo, aunque luego se ha contado con respaldo oficial, pues el Estado
cubano encontró que esa agricultura urbana ha ido generando un aporte
creciente y para nada desdeñable en la provisión de alimentos a las
ciudades. El cambio de uno a otro momento no es casual, porque el “Período
Especial” generó un impulso a las capacidades de emprendimiento creativo
de la sociedad cubana, ya que si el Estado no resolvía ni pretendía
resolver, la gente tuvo que buscar sus propias salidas para necesidades
tan básicas como la alimentación. Lo que pasa es que este proceso fue
secuestrado hacia 2001-2002, pues el Estado se vio nuevamente con recursos
y fuerza, volviendo al modelo de control y limitación que conocía del
pasado, así que empezó otra vez a poner obstáculos a cualquier iniciativa
que no manejase directamente, lo que ha sido desastroso para gran cantidad
de emprendimientos en el sector de alimentación.

º Entonces, ¿cabe entender que el apoyo del gobierno venezolano ha sido un
respaldo de esta clase de políticas controladoras y restrictivas del
régimen cubano?

- ¡Si, Indudablemente!...

º Siguiendo con el tema de la economía cubana, entiendo que, primero, el
turismo – principal fuente de divisas - se ha reducido debido a la actual
crisis económica mundial, que ha tenido impacto en Canadá y España que son
los principales generadores de turistas hacia Cuba. Segundo, han caído los
precios del níquel en el mercado internacional. Además, Chávez no les
puede mandar tanto petróleo debido a la caída que ha tenido el precio de
este producto en comparación a los niveles que tuvo hasta 2008…

- Si, pero lo que comentas me permite introducir la cuestión de la
volatilidad de la economía cubana. En 2010 se han sentido las dificultades
en ese plano y hay incertidumbre total, con sus consecuencias en lo social
y lo político; además debe sumarse el hecho de que el régimen
ideológicamente está a la deriva, que no tiene propuestas o planes para el
futuro del país. Esos factores entremezclados hacen que pueda ocurrir
cualquier cosa. Inclusive, un deterioro de la legitimidad socialmente
reconocida del Estado cubano, que en los años de 1992 a 1995 era altísima
a pesar que fue el lapso de la mayor contracción económica que ha sufrido
Cuba en su historia, sin embargo la población aceptó que se iba a pasar
mucho trabajo pero que eso no significaba repudiar el orden establecido.
Ahora eso no existe ya, lo que es un componente nuevo que se agrega a esta
crisis que se inicia ahora, aunque pienso que la contracción no será de la
magnitud de lo que sufrimos en 1993, pero el régimen perdió la capacidad
de respuesta que tuvo entonces, entre otras cosas porque está enfrentando
la crisis con el viejo modelo de respuesta de los años 80, donde el
gobierno hace todo y la sociedad nada. Hoy la gente no percibe a nadie
capaz de generar propuestas razonables, como en su momento se veía al
destituido Carlos Lage, quien hasta el momento de su exclusión era una
suerte de súper-ministro de economía y figura muy prestigiosa que generaba
confianza en esa materia, con imagen de alguien serio que no se iba por la
politiquería, pero de pronto ¡el hombre va para abajo! La gran pregunta
que se hace ahora la sociedad cubana es: ¿en quién y en qué confiamos?,
una pregunta que está ahí, enfrentando al Estado.

º ¿Y la figura de Ramiro Valdés?

- Es como decir el Fouché de la Revolución Francesa. Todo el mundo le
tiene miedo. No se le asocia con la politiquería, pero dadas sus
funciones, entre la gente no parece ser alguien en quien confiar o tenga
popularidad. Es el hombre que ahora mismo tiene los hilos de la cuestión
militar y de todo lo que tenga que ver con Internet, las computadoras y el
Ministerio del Interior. Sin duda es una figura poderosa e influyente, de
la que - tal vez por eso mismo y por el área en que opera – el imaginario
popular espera lo peor a pesar de no conocerse con claridad sus
intenciones. Para dar un comentario más general en este tema, se puede
decir que el régimen no tiene una oferta, carece de figuras políticas
disponibles que puedan oxigenar el sistema. Eso – para nosotros - es una
gran posibilidad pero también un gran peligro.

º ¿Quiénes representan dentro de la isla la oposición más cerril y
conservadora? ¿Qué presencia tienen en la sociedad?

- Hablando de peligros, de crisis y de oportunidades, pienso que uno de
los grandes peligros de la coyuntura actual es que la sociedad cubana no
sabe identificar claramente las tendencias que empiezan a expresarse de
nuevo en relación con el tema del poder. No sabe en este sistema quién es
la derecha, el centro, la izquierda. Se promueve la idea de una gran
polarización con el régimen por un lado y la gente de Miami por el otro.
Como la gente no tiene referentes de otra clase, es muy difícil sacarla de
ese esquema. Nosotros estamos trabajando para romper con esa polarización
tramposa, pero ciertamente es muy difícil.

º En Venezuela los electores han confiado, por un lado, en el efecto de su
“voto castigo” para sancionar a los políticos que incumplen. Por el otro,
ello se combina con un “voto mesiánico”, confiando en un Salvador que
resuelva por si sólo los problemas que se padecen. ¿Algo que tenga
parecido ocurre en Cuba, el pueblo cubano también es “mesiánico”?

- Pienso que este mesianismo está presente en sociedades como las de Cuba
y Venezuela, donde el Estado ha jugado un papel decisivo en la gestación y
desarrollo de lo que son ahora. Para el caso cubano, el nacimiento de
nuestra sociedad es prácticamente producto de un Estado que se enfrenta al
Estado español, así que desde su origen la cultura política cubana es muy
dependiente de todas esas instancias y figuras asociadas a lo estatal
(como la Escuela o la Policía). A diferencia de Venezuela, al ocurrir el
proceso independentista cubano más tardíamente tendrá un componente
popular que me parece no solo más fuerte sino que en él están involucrados
anarquistas, sindicalistas, y en general componentes sociales, políticos e
ideológicos más “modernos”. Sin duda, esto generará matices diferenciales
importantes entre las culturas políticas de ambos países, lo que se
expresa también en el punto del mesianismo. Para esa situación en Cuba,
ese componente popular en el origen histórico del Estado y la sociedad
hace que haya una exigencia muy fuerte desde abajo para que “El Elegido”
cumpla las expectativas, que no sería tan marcada en Venezuela (al menos,
hasta donde conozco)…

º Creo entender que hablas del aprovechamiento del mito según el cual el
pueblo fue el creador del Estado, de modo que al reconquistar su control -
a través del Mesías de turno – vuelve a tener el rol protagónico en la
Historia. Chávez ha jugado mucho con ese mito en Venezuela, diciéndole al
pueblo que es protagonista pero sin dejar claro en qué consiste eso, pues
la cosa va más en lo emotivo… Volviendo a Cuba, quisiéramos que comentases
el modo en que después de 50 años sigue operando en tanta gente la
creencia casi religiosa en Fidel y el fidelismo, a pesar que esa misma
gente te habla de todo lo duro por lo que ha tenido que pasar bajo este
régimen.

- Eso lo que indica es lo que pesa la potencia de los recursos ideológicos
oficiales, en especial los medios masivos de difusión y la educación, con
gran capacidad para crear referencias e ilusiones donde no las hay, diluir
posibles descontentos. Por cierto, es interesante notar que fuera de Cuba
se habla de “castrismo”, para lo que dentro se conoce como “fidelismo”.
También vale mencionar que pareciese como que esa versión cubana del
mesianismo ha ido cambiando en el tiempo, de modo que el fidelismo de los
80 tiene diferencias con el de los 90, ya que en esta última década se
presentaba como un facilitador del proceso de apoyar esas iniciativas
desde abajo para resolver problemas que mencione antes, no tanto como
Fidel era el promotor de ellas o que las dirigía, sino que era el tipo que
les daba un sentido de trascendencia, un sentido metodológico, al esfuerzo
cotidiano que estaba haciendo la gente.

º En agosto de 1994 se tuvo una buena muestra de eso…

- Exacto, y dentro de ese mismo agosto del 94 hay algo muy interesante.
Empezó la aglomeración en el Malecón de La Habana porque supuestamente
estarían allí unas lanchas que se llevarían a la gente para Estados
Unidos, pasaron los días sin que las cosas se definiesen, luego vino la
intranquilidad, la ruptura de vidrieras y no se cuantos, pero cuando
aparece Fidel en ese escenario los que estaban allí vieron en él quien
podía resolver el problema. Yo me niego a aceptar que él fue sólo para
imponer el temor hacia el régimen que encarna, sino que en este sistema
personalista, totalitario, Fidel representa tanto el poder que reprime
como quien puede canalizar el descontento frente al régimen, en el tipo se
ven las dos cosas. Así que ante la sorpresa de algunos al ver que después
de tantos años todavía el mesianismo opere con tanta fuerza, debe
insistirse en que esa figura de Salvador es imprescindible para el
cumplimiento de las dos funciones que describí en esa situación concreta…

º Parecido a lo que ocurre en Venezuela, donde tanta gente atribuye la
falta de solución a sus crecientes y diversos problemas a que “Chávez no
se ha enterado”, pero que cuando escuche de la situación él será quien la
resuelva, sin que les parezca contradictorio que sea su régimen el
responsable de la mayoría de esos problemas, así que el problema no es la
estructura de poder sino que “él no sabe”…

- En ese sentido, me parece importante reivindicar también en Cuba, como
Ustedes lo hacen en Venezuela, la necesidad trabajar por el desarrollo de
la capacidad de autonomía, de acción y creación propia de los movimientos
sociales, porque esa es una vía para romper ese ciclo vicioso centrado en
el Elegido todopoderoso. Que la gente proponga ideas, las impulse y
construya por si misma. Eso debe ser lo esencial y no dedicarse
exclusivamente a combatir las incongruencias del mesianismo. Nuestro
colectivo durante algún tiempo manejó una postura centrada en el
anti-fidelismo que nos estaba dejando aislados, pero comprendimos que por
allí no íbamos a ningún lado, así que nos orientamos a conectarnos con la
base popular a través del rescate de sus saberes, de su memoria, lo que
nos permitió una vía, un recurso eficiente para conectar con la capacidad
creadora del pueblo, que es la ruta más eficiente para que la gente confíe
en si misma y rompa con el mesianismo.

º De acuerdo en lo que dices, pero aquí también hay que enfrentar los
intentos del Estado, que en Venezuela estamos viendo en ejecución, de
instrumentar mecanismos para convertirse en recolector, depositario y
administrador de esa memoria y esos saberes, impidiendo que sean la base
para una construcción autónoma de acción social de los de abajo… Además,
la verborrea oficial de “apoyar el poder popular y de las comunas” cuenta
con el arma de proporcionar dinero a las iniciativas que se construyen en
base a ese discurso, lo que ha sido un mecanismo muy eficiente de
corrupción y control para pervertir o impedir la acción popular autónoma.

- En Cuba eso no ha sucedido, y se puede suponer que se debe a que el
Estado no cuenta con los recursos financieros de los que dispone en
Venezuela.

º Nos preocupa que los procesos alternativos de izquierda que se estén
generando en Cuba puedan sufrir embates represivos. Previniéndose ante tal
situación, pensamos que la garantía fundamental estaría en que esos
procesos tengan una real inserción en las bases sociales, pues así el
poder estatal andaría con más cuidado a la hora de agredirlos.

- Nosotros coincidimos con tal apreciación, porque el régimen cubano se
alimenta de un lenguaje demagógico, de supuesto compromiso con el pueblo,
al que ciertamente hay que poner a prueba en el momento actual, cuando
podría resultar más difícil generar la respuesta brutal que fue la norma
en muchas ocasiones del pasado. En mi caso personal, puedo decirle que no
me han tocado (aunque si me botaron de mi trabajo hace dos años, cuando
sacamos una tela en la manifestación del 1º de Mayo pidiendo un socialismo
desde los trabajadores), a pesar de las diversas actividades de trabajo
social y de promoción de ideas en que he participado en tiempos recientes,
particularmente en el barrio donde vivo.

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